LOS MALVONES DEL BALCÓN ESTÁN FLORIDOS

Los malvones del balcón están floridos,
Lorca, mi buen amigo.
Del balcón a Granada abierto,
de par en par las puertas de almendro,
están.

Y están
soleadas las verdes hojas de las rojas flores,
y al aire,
que se pierde entre la ya cercana pólvora,
perfumes del Genil,
se van.

¡Si hasta las aguas benditas del río tocas!,
Lorca, mi buen amigo,
y las manos signadas se te humedecen,
¡se te mojan de Andalucía!,
¡mora!,
¡gitana!.
Y tus poemas:
barquitos de papel hacia el Guadalquivir,
se van.

¡Ay!
Lorca, mi buen amigo,
Lorca del pecado y los versos a la mar,
Lorca trágico de la bala en el pecho y el balcón abierto,
Lorca del aire que se pierde entre la óscura pólvora que ya no se irá:

¡Qué bello dios,
estar custodio de los balcones,
pudiera!
a los pueblos abrirlos,
a las balas cerrarlos.

Lorca...

Federico,
mi buen amigo,
¿qué decirte?,
que los malvones del balcón siguen floridos,
que los malvones de Granada aún están...